Cartillas de Racionamiento en España, 1939-1952
 
											
Una orden Ministerial del 14 de mayo de 1939 estableció un régimen de racionamiento en el país para los productos básicos de alimentación y de primera necesidad. Para llevarlo a cabo se crearon dos cartillas de racionamiento, una destinada a la carne y otra al resto de productos alimenticios.
En los años 40, debido a la guerra, la política económica de Franco y el aislamiento internacional, en España escaseaban los alimentos. El gobierno decidió controlar la distribución de las mercancías, asignando a cada persona cierta cantidad de los productos básicos más escasos: azúcar, arroz, aceite, pan, judías…, que había que recoger con la Cartilla de Racionamiento.
Estas cartillas se establecieron el 14 de mayo de 1939 y se suprimieron en 1952. Era imposible adquirir de una forma legal cualquier alimento que no estuviera controlado por el Racionamiento. En las fotografías que presentamos, se aprecia la cola formada frente al establecimiento comercial de Bartolomé Gil, conocido como Palacio de la China, donde se recogían las mismas. Las fotografías son de una reciente donación de D. Máximo Pulido Romero, cuyo valor gráfico habla por sí mismo.
El suministro lo designaba la Comisaría General de Abastos que cada semana anunciaban públicamente el porcentaje, la cantidad y precio de los alimentos que se adjudicaban. De la documentación que se conserva en el archivo histórico destacamos un mueble fichero de la época en el que se conservan todas las fichas individuales de cada vecino de Mérida. Cada ciudadano tenía asignado el proveedor o tienda de comestibles que podía utilizar. Era imposible adquirir de una forma legal cualquier alimento que no estuviera controlado por el Racionamiento, salvo que se acudiera al mercado negro, con precios muy por encima de lo establecido por la Comisaría de Abastecimientos.

La cadena del mercado negro pronto creció: campesinos que recogían parte de su producción antes de que pasaran los inspectores, comerciantes que trucaban las básculas en las tiendas y ciudadanos que cambiaban la escasa harina de trigo por harina de maíz. Así surgieron los primeros intercambios y ventas de productos al margen del sistema, donde se conseguían alimentos que escaseaban en el mercado oficial.
La clandestinidad se convirtió en un modo de vida y el estraperlo pasó a ser la única vía para acceder a productos fuera del alcance de las cartillas de racionamiento durante los años 40.