TRASLADO DE UN REAL PRIVILEGIO DE D. FERNANDO IV POR EL QUE AUTORIZABA AL CONCEJO DE MÉRIDA EN 1300 LA CELEBRACIÓN AL AÑO DOS FERIAS FRANCAS. AÑO 1456

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En España las ferias tienen su origen durante la Edad Media persiguiendo dos intereses principales, uno el desarrollo del comercio al intercambiar productos entre comarcas y dar salida a los excedentes locales, y otro la repoblación de las zonas recién conquistadas a los moros, consolidando la población o dotándolas de nuevos vecinos, de ahí la fórmula que suele aparecer tanto en cartas pueblas como en otras cartas de mercedes a que se pueble meior e complidamiente. Así ocurre en Extremadura que las ferias comienzan a institucionalizarse durante todo el proceso de la Reconquista. Hasta bien entrado el siglo XIV, además del fomento del mercado, sirven para apoyar este proceso de repoblación y a partir del siglo XV, con el territorio completamente apaciguado, las ferias son eminentemente ganaderas. Para cuando se concede a Mérida el privilegio de celebración de dos ferias en el año 1300 ya contaban con las suyas Plasencia, Cáceres y Montemolín.

Concesión de la celebración de las ferias por Fernando IV

Siendo Maestre de la Orden de Santiago Juan Osórez, éste solicita al Rey Fernando IV, del que además era su mayordomo mayor, que permita en Mérida la celebración de las ferias; muy probablemente en alguno de los capítulos generales que se habían celebrado en la ciudad se tratara de la conveniencia para su desarrollo y asentamiento poblacional. Es así como el rey, estando en Ciudad Rodrigo con su Consejo, expidió un privilegio en pergamino de los denominados rodado por el círculo o rueda donde aparecían dibujados las armas reales y el nombre del rey, que se firmó el día 27 de marzo de la era de 1338, es decir del año 1300, concediendo a Mérida la celebración de dos ferias francas o libres de impuestos.

Entendemos que una copia estuvo alguna vez en poder del Concejo de Mérida. Sin embargo es a mediados del siglo XV cuando se redacta uno nuevo en el que se da traslado del original con el fin de defender su derecho a la celebración.

Resumen del documento

En 1456 había sido comisionado Diego de Castro, vecino de Guadalcanal, para que solicitara un traslado del Privilegio Real ante el Alcalde de la villa de Uclés. En Uclés tuvo su sede la Orden de Santiago, por lo que en su monasterio disponían de un archivo con los documentos originales expedidos para todos los territorios de la misma.

La redacción del nuevo documento, también en pergamino,  que Diego de Castro trajo consigo y que desde entonces conservamos en nuestro archivo, comienza situándolo en la villa de Uclés el 28 de agosto de 1456 en presencia del Alcalde de dicho lugar Iohan Martínez de Ciudad Real y ante el mismo escribano público también de Uclés, Iohan Sánchez de Alarcón.

Presentado el poder que portaba Diego de Castro, firmado por el escribano público de Mérida, Álbar Sánchez de Solana, con la petición inserta, el escriano de Uclés, leyó el privilegio rodado del Rey de Castilla y de León, Don Fernando IV, por el cual y a ruego de Iohan de Ossores, maestre de la Orden de Santiago, autorizaba, con el beneplácito de su madre Dña. María y su tío y tutor el Infante D. Enrique, la celebración de dos ferias en Mérida al año, la una que comiençe día de Sant Martín e dure quinse 15 días e la otra que comiençe mediado el mes de março e dure otros quinçe días, e todos aquellos que vinieren que vengan salvos e seguros con todas aquellas cosas que aduxeren e levaren e que sean franqueados e que non den portadgo en la villa de Mérida nin en su término de yda nin de venida… (se puede localizar su transcripción completa en la Historia de Mérida de Bernabé Moreno de Vargas).

Al final de la lectura, Diego de Castro, expresó que dicha carta le era necesaria al Concejo de Mérida para mostrarla allá donde fuera menester. El alcalde dio orden entonces a su escribano para que se le hicieran cuantos traslados necesitara porque el original había de quedar en el Convento de Uclés con el resto de las escrituras de la Orden y así quedó redactado firmándolo el propio alcalde, los testigos presentes vecinos de Uclés y el escribano en testimonio de verdad.

 

El origen de nuestras ferias actuales

Sabemos que la feria celebrada en noviembre por San Martín, se pudo haber mantenido hasta el año 1534 cuando, por acuerdo del día 31 de agosto, el Ayuntamiento envía a la Corte al procurador Juan Mateos con el Privilegio Real y solicite una Real Provisión de S.M. para que dicha feria se celebrase ahora el día de Santa María de Agosto.  No se menciona en el acuerdo la razón del cambio de fechas, tampoco se da explicación alguna sobre la otra feria celebrada a mediados del mes de marzo, si aún se mantenía o sólo en ocasiones. Lo cierto es que la nueva feria del 15 de agosto queda completamente regularizada.

La que entendemos a partir de entonces feria principal en Mérida, se vino celebrando hasta bien entrado el siglo XVIII para desaparecer  todo rastro de ferias en Mérida hasta el año 1757 que se comienza a hablar de la Feria de San Bartolomé (24 de agosto) organizada de la misma forma que la anterior, con una duración de hasta ocho días, con su rodeo en la isla del Guadiana y las mercadurías en la Plaza Mayor. En 1770 esta feria de San Bartolomé dejó de celebrarse en su día y fue retrasando su fecha hasta coincidir con San Agustín. Pero no es hasta finales del siglo XIX que podemos hablar con propiedad de nuestra actual Feria de Septiembre.