EL ARCHIVO MUNICIPAL DE MÉRIDA
Los concejos o asambleas vecinales surgen en la Edad Media como órganos de la administración local; tienen funciones administrativas tanto de carácter municipal como otras funciones de rango superior que les delega el Estado del cual forman parte. por tanto, sus funciones son dobles.
Cuando los concejos empiezan a ejercer ambas funciones es cuando surge la documentación que constata esa gestión. El desarrollo e incremento de la población y de los cometidos propios de los concejos van a ir creciendo paulatinamente al mismo tiempo que lo hace la documentación que producen; este proceso conlleva la aparición de los archivos municipales.
De este modo el tipo de documentación que se genera va en función del modelo de administración que en cada momento regía el municipio. Por ello la tipología documental de estos archivos es muy variada y permite conocer los cambios en la administración municipal a lo largo de los siglos.
Tras la Reconquista, en el año 1.230, Mérida pasó a manos de la Orden de Santiago que era la encargada de llevar a cabo la administración de la ciudad a través de sus maestres; la consecuencia de esta gestión es la producción de los primeros fondos documentales del Archivo cuya tipología está formada por fueros, privilegios, cartas de merced, de deslindes, sentencias de los visitadores generales de la Orden, ordenanzas, etc.
El paso de la Administración de la Orden de Santiago a la de los Reyes, va a modificar totalmente la relación del Concejo de la Ciudad con el poder central, esta vez coordinado por los distintos Consejos Reales y otras instituciones que irían apareciendo, bien por nuevas necesidades, bien en sustitución de las anteriores. Esto se refuerza con el cambio de dinastía de los Austrias a los Borbones. Así, el ritmo de generación de documentos se hace significativo en el inicio del siglo XVI, coincidiendo con la amplia actividad del Concejo de Mérida. En este momento se comienza a registrar cada una de las asambleas en actas que recogen los acuerdos que el cabildo aprueba dando lugar a los primeros libros de Actas Capitulares Municipales.
En 1.511, guiados por la información que solicita el Alcalde Mayor a los regidores del Ayuntamiento, sabemos que los privilegios, sentencias y otras escrituras estaban recogidas en un arca de cuatro llaves en la iglesia de Santa María de la Plaza, dado que la Casa del Cabildo estaba sin puertas ni ventanas, hecho que volvería a repetirse durante siglos ya que el edificio municipal no reunía las condiciones necesarias para desarrollar en él las actividades propias de la administración de la Ciudad.
En 1536 se recoge en el Libro de Acta Capitular correspondiente la primera noticia que trata de la necesidad de realizar un inventario de los papeles del Archivo: Quees byen que se diputen juntamente con el señor alcalde mayor e letrado de cabildo dos personas del regimiento que vean las escrituras que la dicha cibdad tiene en el archivo della e se pongan por ynventario con rrelaçión de lo que en cada escritura se qontiene e que se hagan legajos de ellas por su alfabeto….
En 1.677 se nombró temporalmente a Pedro Romo de la Rua para que ordenase las escrituras: Y para la buena forma y disposición que ha de tener y letras no inteligibles… ha parecido muy a propósito la persona del licenciado D. Pedro Romo de la Rua Trujillo para que corra con esta disposición..
Posteriormente, en 1.698 será el Archivero y Contador Pedro Moriano el que realizó lo que él mismo denominó: Inventario, índice, abecedario de los papeles que en su archivo tiene esta Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Mérida, hecho de su acuerdo y mandato…. Moriano creó un índice-abecedario de todos los documentos que hasta ese momento se conservaban en el archivo. Este trabajo sirvió de base los que se fueron realizando posteriormente.
Por su labor se le recompensó con 1000 reales y el Rey Felipe V le concedió el nombramiento de Contador-Archivero a través de una Real Provisión del Consejo de Ordenes dada el 9 de noviembre de 1.708.
Se sabe que en el año 1.884 el Archivero Faustino Fernández Tamayo creó otro inventario aunque de él no hay más noticias.
En 1.866 se construye un nuevo edificio para el Ayuntamiento sobre el solar del anterior y adaptado a las necesidades de una administración más moderna; es el que actualmente se conserva aunque mucho más renovado y ampliado. Mientras se efectuaron las obras, los documentos del archivo fueron trasladados a una casa al lado del local del pósito para el que se hicieron rejas y cerraduras que evitaran el acceso sin control alguno.
Al terminar las obras del Ayuntamiento, la documentación municipal vuelve al nuevo edificio y se recogen en un magnífico mueble de madera de estilo renacentista de gran valor artístico que José Ramón Mélida incluye en su Catálogo Monumental de la Provincia de Badajoz, datándolo en el siglo XVII. En la actualidad el mueble se conserva en nuestras dependencias para albergar documentación bibliográfica.
El Archivero del Estado en Badajoz, Román Gómez Villafranca, se encargará a principios del siglo XIX, de hacer un fichero manuscrito de la documentación existente, crea varias secciones en las que no parece haber un criterio uniforme; en su mayor parte se basa en el índice de Pedro Moriano.
En 1.947 el Ayuntamiento crea un nuevo servicio municipal: la Biblioteca. Ambos servicios, regidos por una misma persona, José Álvarez Sáenz de Buruaga, se instalan en un edifico del siglo XVI, que había sido la Carnicería del Concejo, fuera de las dependencias municipales. El nuevo archivero elaboró un cuadro de clasificación documental creando series documentales cronológicos y sus ficheros correspondientes. Durante parte de las décadas de los 60 y 70 y de manera eventual por razones que no vienen al caso, el archivo se traslada a dos nuevas ubicaciones compartiendo durante un tiempo espacio con el Instituto de Bachillerato Santa Eulalia, entonces en la calle Moreno de Vargas, y luego, en tanto este inmueble es cedido por D. José Fernández López, para construir en él la primera Casa Municipal de Cultura, a la Cárcel del Partido en la calle Pontezuleas. En 1975, terminadas ya las obras de la Casa Municipal de Cultura, y siempre la Biblioteca y el Archivo juntos en un solo negociado, quedan allí establecidas. Abriéndose el archivo al público algo después, en 1.982, al dotarlo de nuevo personal auxiliar carente hasta entonces del mismo.
En 1.984, por iniciativa dela Dirección General de Patrimonio Cultural de la Junta de Extremadura, se inicia una campaña de ordenación de los archivos extremeños que consistía en la catalogación cronológica de la documentación. En el Archivo de Mérida esta campaña se inicia en 1.986 con un trabajo de catalogación de las actas capitulares que quedó inconcluso.
En 1.988 accede a la plaza de archivera-bibliotecaria Magdalena Ortiz Macías permaneciendo en actualidad en el cargo.
La archivera junto a José Antonio Peñafiel González, jefe del departamento del Archivo, y becarios de la Junta de Extremadura crean un cuadro de clasificación formado por secciones y series documentales de acuerdo con las normas archivísticas. Posteriormente, en una segunda etapa, la misma Dirección General de Patrimonio, confeccionó a través de sus técnicos de archivo en colaboración con los archiveros municipales, un cuadro de clasificación de fondos de la Comunidad Extremeña. Y este cuadro es el que finalmente se ha seguido en el Archivo de Mérida adaptándolo, por supuesto, a las peculiaridades y características de la documentación propia. Este trabajo dio como resultado la clasificación de todo el fondo documental del Archivo Histórico según se ha dicho, contando además desde entonces con la primera herramienta de trabajo más completa hasta entonces para la consulta de sus fondos: La guía-inventario de los fondos del Archivo Histórico Municipal de Mérida.
Llegados a la era de la tecnología digital, los primeros trabajos efectuados en este sentido en el Archivo Histórico fueron consecuencia de un acuerdo en 2005 con la Sociedad Genealógica de Utah, quienes digitalizaron las Actas Capitulares desde el año 1503 a 1808 y series documentales relacionadas con cuestiones generalógicas de mayor interés de la Socidad como: padrones vecindarios, catastros, amillaramientos, alistamientos militares, etc, es decir cualquier registro en que aparecieran nombres de vecinos de Mérida hasta fechas en que les permitió la Ley de Proteción de Datos Personales en vigor entonces. Más recientemente Diputación Provincial de Badajoz terminó por digitalizar el resto de las Actas que hasta entonces se conservaban en el Archivo Histórico, es decir 1808 a 1956. Tranferida esta serie documental hasta el año 1980, y contando ya desde el año 2016 el Archivo Histórico con su propios escáner profesional, se completó de digitalizar toda la serie de Actas Capitulares y al mismo tiempo se han ido digitalizando series documentales determinadas, trabajo que terminará cuando todo el fondo del Archivo esté digitalizado por completo.
A la Guia-Inventario sucedieron catálogos, índices, bases de datos, etc., hasta culminar diponiendo con el acual portal corporativo.